Por qué lo antiguo siempre es moderno? Por qué lo antiguo siempre es moderno y siempre casa bien con todos los estilos si se hace de ello algo exclusivo? Viviendo en el mundo tan moderno en el que vivimos, ¿por qué nos atrae tanto lo antiguo?
En cualquier ciudad de Europea hay una mezcla innumerablede estilos; la misma ciudad de Madrid está repleta de influencias arquitectónicas de los movimientos más importantes en la historia; la Biblioteca Nacional con sus maravillosas columnas Romanas, el Palacio de Comunicaciones y su diseño gótico, pintado totalmente de blanco para adaptarse a los gustos modernos. Y luego, detrás del Barrio de Salamanca, en Castellana, tenemos edificios tan modernos como el Banco Bilbao Vizcaya, del arquitecto bilbaíno Sáez de Oiza, o la Torre Picasso, del japonés Minoru Yamasaki, nada menos que el constructor de las ya desaparecidas Torres Gemelas de Nueva York; ambos emblemáticos en su arquitectura y llenos de reminiscencias de la vieja arquitectura en su estructura.
Por qué cuando visitamos ciudades europeas (el Viejo Continente) lo que más nos suele atraer es visitar lo antiguo?. Sencillamente porque contiene nuestra historia; la historia de la humanidad. Habrá gente que le encante un edificio tan moderno como el Guggenheim, y habrá otros a los que no, pero se seguirán haciendo nuevos Guggenheim, más modernos aún, hasta que formen parte de nuestra historia y estos primeros se convertirán en antiguos como del Griego se pasó al Románico, del románico al Gótico y al Renacimiento, al Barroco, al Rococó, al Neoclasico, al Modernismo y al Art déco.
En los últimos años ha aparecido un nuevo término conocido como “vintage”; una palabra inglesa que se desarrolló sencillamente para referirse a un objeto, prenda o estilo de una época pasada que a pesar de ser antiguo guarda siempre su sitio en lo contemporáneo. Y nos encanta porque sitúa las antigüedades en el terreno y el espacio de lo moderno y contemporáneo. Lo “vintage” lo encontramos en los mercadillos; esas piezas que los clientes no podían antes encontrar en ningún otro sitio que no fueran las estrictas tiendas de antigüedades o subastas a precios inalcanzables, ahora son susceptibles de hallarse en los rastros y mercadillos de muebles, de las ciudades europeas.
Encontrar pequeñas joyas del pasado en un mercado no es una oportunidad, ¡es un chollo! Y tener piezas del XVIII o XIX en nuestras casas siempre da un toque de singularidad a todo lo que la rodea.
Hoy en día, las nuevas generaciones buscan un tipo de hogar muy particular. Las personas son tan individuales que quieren que sus cosas también lo sean y ahí es donde entran los mercados, mercadillos, las subastas y la mezcla de estilos.Nos damos cuenta que lo antiguo nunca pasa de moda. Los hogares más bonitos tienen una mezcla de lo contemporáneo con lo antiguo que suele dar un “touche de classe” en la decoración y una historia, un secreto, quizá, que nunca sabrá su nuevo dueño si es comprado: ¿A quién pertenecía? ¿Quién lo fabricó? ¿Cómo ha sobrevivido tanto tiempo?
Los mercados y mercadillos son espacios de intercambios, que provocan una influencia para apreciar y recuperar lo que hemos tenido. Y lo más importante de todo; nos ayudan a personalizar los objetos que adquirimos. Es increíble las cosas que se pueden hacer actualmente con las restauraciones.Hoy en día, un mueble antiguo no es una antigüedad, si no un diamante en bruto.
De alguna manera lo de antes siempre está volviendo y es, lo antiguo, el pilar sobre el que se construye lo nuevo. Por ello, lo de antaño siempre vuelve a ser moderno. (En Madrid puedes encontrar piezas antiguas, desde armarios, mesas de comedor, alacenas, etc… hasta un florero de finales del XVIII o del XIX y principiosdel XX en el Rastro en el popular barrio de La Latina y periódicamente salen mercadillos en distintos distritos de Madrid, así como la popular Almoneda en el recinto ferial en otoño y primavera).
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