Hace un tiempo tuve un amigo que decía que las casas de paredes blancas parecían hospitales. Indudablemente no compartíamos las mismas opiniones. ¿Que pretendía? ¿Que las pintara de negro? O quizá de rojo pasión?
He visto muchísimas casas con paredes, muebles, telas y/o sofas mezclando una combinación de patrones y colores con un efecto espectacular. Pero estas casas estaban decoradas por los dueños o inquilinos que escogían con gusto las mezclas.
Sin embargo, vamos a hablar de las casas de alquiler en Londres; aquellas que tienen un precio asequible, donde lo que impera es el peor de los gustos posibles. Es más; pareciera que el dueño escoge un papel horroroso para cada habitación de la casa, que se da de bofetadas con los muebles, con la intención de que no nos quede os mucho tiempo. Seis meses de contrato, maximo un año, y basta.
Y así he vivido yo durante los últimos doce años que llevo en la capital británica.
Soy española, pero Londres es mi segundo hogar, y en mi actual casa llevo más de dos años. Vivo con mi novio, rápido y listo para todo, menos para la decoración de la casa.
Un día me pregunta, “-por que quieres un espejo tan grande en el salón?”
-“Para añadir profundidad,” le respondo.
Se calla, me mira como si le hablase en chino y no emite opinión alguna.
Una noche nos sentamos a cenar y le veo mirando la esquina que he montado con el espejo. La acompaña una gran planta verde a la que llamó Bella, una simple estantería blanca llena de libros, un jarrón con el ramo de novia de mi amiga Gabia, y una vela.
De repente me suelta “La verdad es que esa esquina está muy guay. ¿El salón parece más grande, no?”
Me casare con el sin duda, no solo por la rápida observación reflexiva que hizo, si no porque además le encanta que todos los fondos de la casa estén en tonos claros. Y ahora no os creáis que le vale cualquier cosa; cuando nos mudamos juntos, le advertí que esas sábanas roñosas con un patrón gris de lo que solo pude asumir eran amebas, no entraban en casa. Y desde que he puesto sábanas blancas de algodón 100% dice que es dormir en una nube. ¡Me caso, me caso, me caso!
como vivimos de alquiler y nos hemos mudados tanto, no hemos invertido en muebles de mucha calidad. Lo que sí que hemos podido es, con la ayuda de Stenton Baulieu, a darle ese toque que hace que una casa tuya, sea especial. Yo por mi parte estoy obsesionada con la mezcla del blanco y el azul porque me transmite paz.
Lo que menos me gustaba de mi casa, era el sofá que el casero me había dejado. La suerte que tuve es que es de un color neutro; un gris claro. Así que lo que hice fue encargar unos almohadones bien grandes de una tela maravillosa de Designers Guild, en terciopelo azul marino, combinado con otros dos de seda con un patrón en tonos azules y ya ¡El Sofa parece otro!
Lo que quiero decir con esto, es que una casa no es lo mismo que un hogar. Soy extremadamente afortunada de poder tener mi casa a mi gusto y estar con mi pareja durante esta cuarentena. Y aunque Londres no ha tomado medidas tan drásticas como es España, nuestra casa lo es todo. Tenemos un balcón en el salón con orientación sur con lo cual tenemos sol todo el día. Y si, en Inglaterra estamos teniendo un tiempo de lujo afortunadamente.
¿Se hace más difícil estar en casa? Para nada, tenemos la suerte de poder salir a correr, alrededor del edificio. Somos conscientes de la situación que se está viviendo en España y Francia, país de origen de mi pareja y donde está su familia y, con responsabilidad, tratamos de vivir esta pesadilla y soñar con que pase lo antes posible.
No soy fan de Stenton porque tiene buenos materiales, sino porque me ayuda a encontrar mi sitio. Y al final eso es lo que necesitamos todos ahora: un fondo blanco al que puedas ajustar a tu manera llenándolo del colorido propio de tu personalidad y hacerlo tuyo pues será el hogar, el refugio donde centres tu afán diario. Estés donde estes, espero que te sientas en casa. Cuídate mucho.
0 comentarios