Llevamos mucho tiempo “arrimados” y uno de los lugares de la casa que se ha convertido en protagonista es La Cocina. La vida iba muy deprisa al parecer. Demasiado quizá, y así, sin saber por dónde, nos han puesto un STOP en la cara de golpe y hemos tenido que bajar la velocidad una media de 60 km/hora. De hecho lo es ya y va a empezar a serlo más, por múltiples razones y por sentido común.

Los ingleses, por ejemplo, suelen hacer la vida en la cocina y puedo asegurar que he visto auténticos salones alrededor de los fogones. Cocinas con televisión, biblioteca y Chester incluido. Y si lo pensamos, tiene su lógica dado que el comer es un placer que solemos hacer en compañía.

Muchos arquitectos de la nueva ornada valoran especialmente los espacios de las cocinas cuyo origen se remonta a 1,9 millones de años. Nuestros antepasados notaban cómo se transformaba el sabor y la consistencia de los alimentos al ser sometidos a los efectos del fuego.

La Cocina como espacio diferenciado en la casa se remonta al siglo V (A.C ). Ya en época del Imperio Romano había cocinas muy bien equipadas y en la Edad Media, en los castillos eran enormes habitáculos con gigantescas chimeneas. En las clases burguesas o granjas más humildes, la cocina solía ser una sala utilizada para recibir y cocinar.

Si bien hace años la cocina en España solía ser un una habitación grande o reducida separada del resto de la vivienda, hoy en día cumple cada vez más las funciones. Un lugar de reunión e interacción no sólo familiar sino abierto a las amistades transformándose paulatinamente en la habitación principal de la casa.

Por lo tanto; a día de hoy nos vamos reencontrando con nuestros orígenes conceptuando la cocina como centro de reuniones familiares y sociales. En la cocina se desarrollan todo tipo de actividades inherentes o no al hecho de preparar alimentos. En definitiva es un lugar del que hay que ocuparse y atender porque pasamos gran tiempo del que estamos en casa. “Nos conectamos con el mundo exterior y compartimos con propios y extraños”.

La cocina, al igual que un salón o dormitorio, hay que vestirla y recrearnos en ella para que cumpla nuestras perspectivas. Y para ello hay que empezar por saber el tipo de cocina que queremos: moderna, minimalista, antigua, contemporánea o vanguardista.

Podemos pintarla o empapelarla y vestir sus ventanas con estores, screens o cortinas cortas, todo dependerá de nuestras preferencias. Siempre hemos de tener en cuenta la zona de los fuegos y el fregadero a la hora de empapelar -siempre con un buen vinilico- o pintar -siempre con pintura plástica-. Finalmente, deciros que si no tenéis una clara idea de lo que queréis, saber que estamos aquí para asesoraros en todos los aspectos.


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